Se piensa que del Trichechus manatus sobreviven menos de dos mil ejemplares, pues es cazado para consumir su carne desde los tiempos de la colonización de América, después de que los españoles descubrieran que no se trataba de una sirena, como creyeron al principio.
Lo amenazan también la
destrucción de su hábitat y la negligencia de los pescadores, pues
frecuentemente chocan contra los motores de botes y embarcaciones pequeñas. No
solo existe en las aguas alrededor de México, sino que su presencia se extiende
hasta Brasil, donde es posible encontrarlo en el río Amazonas.
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